sábado, 20 de junio de 2009

Leyenda Japonesa.

Era una vez un gran Sumarai que vivía cerca de Tokio. Aunque viejo, se dedicaba a enseñar el arte zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que aún era capaz de derrotar a cualquier adversario.Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos apareció por allí. Quería derrotar al Sumarai y aumentar su fama. El viejo aceptó el desafío y el joven comenzó a insultarlo. Pateó algunas piedras hacia él, escupió en su rostro, gritó insultos, ofendió a sus ancestros. Durante horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final del día, sintiéndose ya exhausto y humillado, el guerrero se retiró.Y los alumnos, sorprendidos preguntaron al maestro, cómo pudo él soportar tanta indignación.-Si alguien llega hasta ustedes con un presente, y ustedes no lo aceptan ¿A quién pertenece el presente?-A quien intentó entregarlo. Respondió uno de los discípulos.-Lo mismo vale para la injuria, la rabia, la calumnia y los insultos.Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los traías consigo. “Tu paz interior depende exclusivamente de ti. Las personas no pueden quitarte la calma. Sólo que tú lo permitas.”

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